Hay una nueva estrella en el firmamento. Si miras fijamente es esa, la que más brilla. Y lo hará ahora más fuerte durante muchos días para que Berta le encuentre.
Nos ha dejado Soriano, el marido, el papi, el abuelo de sus «chavalitas», el sufridor del Atleti.
Se ha ido al cielo, ha perdido la batalla. Bueno, realmente no ha perdido, porque no le han dado la opción de luchar. Y no dudo que lo habría hecho con uñas y dientes, igual que no dudo que esté en el cielo, porque no ha habido mejor persona en muchos kilómetros a la redonda.
Por eso le hemos dejado ir, porque desde arriba va a tener tarea. Tiene ocho mujeres a las que proteger, y aquí ya no podía ayudarnos, le hemos desgastado, le hemos dado mucho tormento estos últimos años, y ahora va a tener mejor visión y la mejor compañía, la de su mami.
Si conocéis a alguien que esté allí, en las alturas, decidle que va de camino, que le traten bien y le enseñen dónde está su sofá de nubes, que al principio va a estar un poco perdido.
Nosotras aquí también nos hemos quedado perdidas sin él, y vamos a tardar en encontrarnos, sobre todo su mujer, su amiga, su compañera, su vida, la madre de sus hijas y la abuela de las mías, la eterna enfermera que ha dado todo para que se fuera así, tranquilo, rodeado de los suyos.
Por eso solo os pido, en mi nombre y el de mi familia, mucha FUERZA. No hay consuelo, aunque agradecemos vuestras muestras de afecto, y sobre todo, el cariño con el que os referís a él. Ese es el legado que ha dejado, y el que debemos y queremos recordar todos, vosotros y nosotras.
Acordaos del Antonio de carácter, metódico, cumplidor, perfeccionista, y ayudadnos a seguir recordándolo así.
Con el alma rota os doy las gracias por hacerme sentir tan orgullosa como me siento de ser su hija.
Nov10
Pingback: Hace un año | Adiós Lolas Adiós
Orgullosa siempre de haber heredado su carácter metódico y maniático. Orgullosa de tener gran corazón, aunque nunca tan grande como le tenía el; pero triste, muy triste, xq aunque haya pasado un año entero sin el, no me acostumbro a no oír su voz, a su mano sobre mi hombro, a mis paseos los viernes en busca de su «compi», a tantas y tantas cosas.. Ojalá todo fuera un mal sueño!!!