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La otra Navidad

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La otra Navidad

Bueno, bueno, bueno, cuanto tiempo sin escribiros. ¿Nos ponemos al día?

Lo primero de todo, perdón por desaparecer así de golpe. No ha pasado nada importante, pero han pasado muchas cosas. En estos meses hemos sido una persona más en casa (I love you, Bella), me operaron del túnel carpiano y he estado unas semanas de baja y, sobre todo, lo que me ha quitado más tiempo, es una prueba en Bruselas para trabajar como funcionaria internacional.

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Mis cachorras con Bella, nuestra estudiante australiana de intercambio

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La ya tradicional foto post-quirófano

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La Grand Place de Bruselas inundada de espíritu navideño

Ahora ya ha pasado todo, la prueba de Bruselas ha terminado con muy buenas sensaciones, con la determinación que necesitaba para darme cuenta que no necesito nada ni a nadie para comerme el mundo yo solita, que puedo, y que el futuro puede ser muy interesante, mi mano está totalmente recuperada de la operación, aunque el brazo izquierdo se ha resentido de estar presionado los 15 minutos de la cirugía y comienzo con masajes linfáticos para prevenir un futuro linfedema, mis cachorras han terminado un primer trimestre algo duro, sobre todo para la futura universitaria (maldito 2º de Bachillerato), y he ampliado mis consultas con la enfermera de mi centro de salud, una buenísima idea. Me está enseñando a comer mejor, y a llevar una vida más sana en general.

Y ahora que ya nos hemos puesto al día, os cuento por qué el post de hoy se llama La otra Navidad.

Si tenéis twitter, podéis seguir el hashtag #LaotraNavidad. Os vais a encontrar con una realidad paralela que, muchas veces, no nos apetecerá leer, pero que existe.

En mi caso, en el de mi familia, #LaotraNavidad la vivimos desde hace siete años, cuando el puñetero bicho se llevó a mi padre un mes antes de las celebraciones llenas de purpurina y sueños. Ya íbamos tres de los nueve miembros tocadas, con alguna cicatriz que otra, y con el corazón partido nos volvimos a reunir, esta vez alrededor de la silla vacía, recordando que el cáncer mata, que nosotras somos unas afortunadas con una genética sorprendente para muchos médicos, pero justo el dueño del 50% de nuestra genética no consiguió superar el primer round.

Efectivamente, desde mi primer paso por quirófano para «matar» a un cáncer bilateral, mi Navidad es otra. Pero, curiosamente, no todo es malo.

He aprendido a disfrutar de cada gesto, de cada mirada de ilusión ante cada carroza de la Cabalgata, de cada apretón de manos cuando las manadas de gente en Sol hacen que mi rubia se sienta agobiada, a recordar cómo los Reyes fueron capaces de subir un perro por la terraza del ático para mi morena, a achuchar a la mamma un poco más estos días, a saborear cada caña pepinera rodeada de gente sonriente que me mantiene la sonrisa difícil de estos días.

La otra Navidad existe, pero depende de nosotros transformarla en algo bonito dentro de nuestras posibilidades. No dejo de pensar en dos amigas (os quiero Natalia y Paloma) que tendrán este año más que nunca una Navidad difícil, pero seguro que saben darle la vuelta y encontrar su motivo para sonreír.

Os dejo con deberes para estas vacaciones, como a los niños: disfrutad de todos y cada uno de los que se sienten en vuestra mesa, aunque sea la cuñada listilla o el primo monguer, porque, si esa silla estuviera vacía, seguro que alguien no estaría feliz.

Feliz Navidad, pandilla. ¡Os leo!

Necesito vacaciones.

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Que no suene el despertador. Abrir los ojos con el primer rayo de sol, o con un abrazo de manos pequeñitas, o una mano debajo de la ropa interior, o con el pájaro que pía o el chatarrero que proclama.

Que no me marquen los horarios. Tomar el desayuno a la hora del almuerzo, al sol, repitiendo café largo con leche fría, con las redes sociales poniéndome al día a las 12 de la mañana, cuando ya se oye el chapoteo de las piscinas y mi día habitual llevaría ya cinco o seis horas de actividad.

Que nadie me robe la sonrisa. Dejar los turnos, las incompetencias, el desgaste. No permitir malos modos porque tienes prisa, porque no te entiendo, porque no me entiendes. Que todo mi estrés lo generen las historias de rubias y morenas atropellándose por contarme sus cosas, las COSAS más importantes que debo escuchar.

Definitivamente, necesito vacaciones. Me lo avisa mi nivel de gritos, mi escasa paciencia, mi número de resoplidos por hora, mi casi nula capacidad de empatizar, mi boca llena de «no puedo con la vida».

Afortunadamente, puedo cumplir pequeños deseos como éste, parar por unos días, volver a poner el polo positivo por encima del negativo.

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Vuelvo enseguida. Os leo!!

La Barrosa vs El Paraíso

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La Barrosa vs El Paraíso

No se ni por qué he puesto el «VS», cuando tengo clarísimo que La Barrosa gana por goleada al paraíso…mejor dicho, a mi paraíso particular, porque el tuyo no se cómo es.

La Barrosa consigue sacar de paseo mi mejor yo, no sólo el paseo literal, por la orilla, al atardecer, dejando que el mar se lleve lejos tantas cosas que me he llevado este año en la maleta.

Consigue relajarme, desestresarme, alegrarme, embellecerme, adormecerme, despertarme, calmarme, mimarme….todos los «me» positivos que se te puedan ocurrir, la Barrosa me los da, generosamente, sin pedir nada a cambio.

Por eso, hoy os la vendo, os la regalo, os la enseño.

Os presento el ATARDECER, en mayúsculas

Haciendo el pino...y sí, sobreviví ;-)

Haciendo el pino…y sí, sobreviví 😉

Mis niñas (cuatro patas incluída) y yo

Mis niñas (cuatro patas incluída) y yo

Ese cielo, esa luz...

Ese cielo, esa luz…

Vacaciones!!

Vacaciones!!

Cierro los ojos...

Cierro los ojos…

Mis cupcakes...mi tesoro... El mejor invento para las horas frente al mar

Mis cupcakes…mi tesoro…
El mejor invento para las horas frente al mar

Y como me siento generosa, os voy a enseñar nuestro secreto mejor guardado: la Venta El Pino. Esos churritos cubiertos de azucar cada mañana, y, sobre todo, el momento de ver disfrutar a mis cachorras con ellos, se ha convertido en uno de los mejores recuerdos de estas vacaciones.

La Venta el Pino

La Venta el Pino

Por hoy ya es suficiente. Os agradezco infinito que sigáis prestándome vuestras pupilas a ratitos.

Os leo!!

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I don´t know why I have put the «VS», when I have the clearest that La Barrosa desire for spate of goals to the paradise … rather, to my particular paradise, because yours not how it is.
La Barrosa one manages to extract of walk my better I, not only the literal walk, for the shore, to the late afternoon, allowing that the sea should take to itself far so many things that I have taken to me this year in the suitcase.

It manages to relax me, desestresarme, to be glad, to embellish me, to fall asleep, to wake up, to calm down, to spoil me …. all positives that could happen to you, La Barrosa one it gives them to me, generously, without asking for anything in exchange.

Because of it, today I bandage her to you, give her to you, teach her to you.

And since I feel generous, I am going to teach our better guarded secret to you: La Venta El Pino. These covered churritos whith sugar every morning, and, especially, the moment to see to enjoy my babies with them, has turned into one of the best recollections of these vacations.

Per today already it is sufficient. I am grateful to you immensely that you are still giving me your pupils to moments.

I read you!!