Lo habéis adivinado. Por fin, después de casi seis interminables años, tengo nueva talla de sujetador!! (ahora los aplausos, por favor).
Una experiencia única. Ir a una tienda como una adolescente, deseando que me midan y presumir de resultados.
El viernes tuve consulta con mi cirujano, y ya tengo permiso para llevar sujetadores con aro. Agradecida a los sujetadores de abuela postoperatorios, a los de camiseta cómodos para dormir, pero mis lolas y yo estábamos deseando asomar por encima de los escotes.
Ya solo quedan unas tres semanas para poder hacer casi casi casi vida normal.
Vuelvo a estar de nuevo en lista de espera. Esta vez será anestesia local, toda una novedad para mí. Con lo morbosa que soy con el tema médicos, me estoy imaginando de charleta con el equipo de cirujanos y dando mi opinión. Acabarán anestesiándome la voz, ya lo veréis.
Que para qué es la lista de espera? Para «fabricarme» un par de pezones nuevos, también a la carta. Es el penúltimo paso para alcanzar la perfección. Ya sólo quedará darle un toque de color y al Interviú en portada ;).
Os lo confieso: estoy feliz. La sonrisa se escapa de mi cara cada vez que mi mirada se posa en un espejo y veo el perfil. O cada vez que bajo la vista y veo más lolas que barriga, que ya es difícil. O cada vez que me pruebo algo de ropa del año pasado y mi cabeza compara imágines. O cuando me pruebo las partes de arriba de los bikinis hasta ahora prohibidos en público.
No puedo pedir más, el resultado ha sido magnífico no sólo en el aspecto físico. Las lolas nuevas han servido para espantar millones de fantasmas de mi cabeza.
Eso no significa que no siga en tensión pensando en mi próxima revisión ginecológica, o en los pinchazos traicioneros bajo la axila que me dejan sin respiración. Simplemente el nuevo estado me da fuerzas para seguir lidiando en esta plaza con mayor intensidad.
Playas de España, preparad las olas, que no me va a importar mucho que mi bikini salga flotando!!
Os leo!