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REGALOS SOLIDARIOS NAVIDAD 2020

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REGALOS SOLIDARIOS NAVIDAD 2020

Y parece mentira, pero llegó Navidad 2020. Probablemente, la Navidad más rara que muchas/os viviremos, pero Navidad al fin y al cabo.

Eso implica que Papá Noel y Los Reyes Magos tienen salvoconducto para atravesar puertas y ventanas y poder dejarnos regalitos debajo del árbol.

Este año, quizá todavía con mas ganas que los anteriores, vuelvo a recomendaros compras con un plus de espíritu navideño, que se traduce en colaboración, aportación, investigación y grandes dosis de «cuquismo» 😉

¡Empezamos!

MASCARILLAS SOLIDARIAS de la BOTICARIA GARCÍA

Si seguís el Instagram de El Club de las Supervivientes sabréis que tengo debilidad por la Boti, que me cruzo con adscritas a las que saludo con un «Buenos días, hermosa», que en las casas de pueblo busco barreños y que soy pre-pandémica declarada.

Pero lo que esta mujer ha conseguido remover con sus mascarillas es digno de estudio social. Son cómodas, cuquis, SEGURAS, homologadas, molonas, y, fundamental, SOLIDARIAS. El 15% de cada mascarilla va a proyectos sociales (ya han conseguido donar 100.000 euros a entidades como UNICEF, la AECC o FESBAL).

RIFA SOLIDARIA DE LA FUNDACIÓN ALADINA

El cáncer es feo, muy feo, pero en niñas y niños es aún más horrible. Y la Fundación Aladina hace una labor inmensa intentando hacer más bonita la vida para ellas/os y sus familias.

Este año tienen una rifa en la que, por sólo 2,50 euros, participas en el sorteo de 100 premios, pero, sobre todo, colaboras a seguir dibujando sonrisas.

TIENDA SOLIDARIA DE LA AECC

Hablando de cáncer, hay que hablar siempre de la Asociación Española contra el Cáncer.

Esta botella de cristal es sólo un ejemplo de lo que puedes encontrar en su tienda solidaria, con un montón de ideas con las que colaboras, como ellos mismos dicen, regalando futuro, apoyo y solidaridad.

BOLSOS BAG&BLOCK

En este caso no hay donación, pero sí una labor preciosa con un centro especial de empleo en Zamora, donde personas con discapacidad mental grave y prolongada hacen esta monería de bolsos.

Tienes la opción de hacerlo tú misma/o, como si lo hubieras comprado en el mismísimo Ikea, o quedarte con un diseño ideal como el de la foto. Si te apasiona el mundo Lego, éste es tu regalo.

BANCO DE ALIMENTOS

Si algo nos ha enseñado el 2020 es lo que de verdad importa. Nunca habríamos pensado lo que íbamos a echar de menos los tuppers de mamá, o tomarnos algo con amigos/as…..¡incluso estamos echando de menos a las/os cuñadas/os!! (Javi, I love you mucho mucho).

Quejarnos porque no nos dejan gastarnos nuestro sueldo se nos da muy bien, pero algunas/os tenemos la suerte de pensar en que volveremos a hacerlo. La crisis sanitaria ha dejado a miles de familia sin esa opción, obligándoles a estar horas en las llamadas «colas del hambre» pasando, seguramente, más vergüenza que frío.

En estas fechas siempre tenemos cerca una «operación kilo» de nuestro Ayuntamiento, el colegio de las criaturas, la parroquia del barrio, la asociación de vecinas/os, o, directamente, un banco de alimentos. Va a ser el regalo más bonito que podamos hacer, y visualizar a alguna familia comiendo caliente por tus lentejas no se a ti, pero a mí me calienta el corazoncito.

Espero que os sirva de inspiración para vuestras cartas a SSMM.

¡Os leo!

Aprendiendo a comer

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Hola de nuevo.

Os dejo un texto que tenía por ahí.

¡Os leo!

Desde que cumplí los 20, vivo a dieta.

He probado todas las posibles: disociada, sin disociar, con pollo, con melocotón, solo piña, solo aire, con la fruta previa a la comida, con la fruta después de la comida, con proteínas, con hidratos, con nombres suecos, de tres comidas, de siete comidas, de enfermeros, de médicos, de gurús, de influencers, líquida, sólida, pagando, sin pagar, rápidas, eternas…y desde la llegada de internet, la locura extrema: batidos, cafés mágicos, cacaos extremos…

Siempre he conseguido bajar de peso, con mucho esfuerzo y cara de acelga la mayoría de las veces -somos lo que comemos-, pero jamás he conseguido mantenerme una vez abandonada la restricción.

Efecto yo-yo lo llaman, efecto paraquetantoesfuerzosivuelvoaserunaVacaburraEncuantolodejo lo llamo yo.

He aprendido a conocerme, a convivir con mi barriga colgandera, a comprar bragas fajas, a huir de lo ceñido como de la peste, a camuflarme detrás del oversize -música para mis oídos-, pero eso jamás significará que me acepte del todo, seamos sinceras.

¿Me gusto? -Sí, y mucho.

¿Me gustaría mas con unos kilos menos? – Seguramente sí.

Me encantaría entrar en mil tiendas que tengo vetadas por no disponer de la XL, me encantaría ponerme un mono sin tener que cubrir mi barriga con un lazo enorme para no aguantar a mil indiscretos/as preguntando por mi embarazo, me encantaría cambiar de estilo.

Una cosa no quita la otra, pero, por fin, tras años de caraacelga, he llegado a conocerme tanto, que no ha habido manera de mentirme: Estefanía, hija, ¿pero tú comes bien?.

Porque, señores, pongamos las cartas sobre la mesa y las palmas hacia arriba: el aire no engorda, engordamos nosotras si comemos mal.

Cada donut nocturno pasa factura, cada plato de spaguetti carbonara rebosando nata pasa factura, cada croquetita de la mamma rebosante de aceite -uy, perdón, aove, que me salgo de la influencia- pasa factura.

Por todo esto, amiguitos/as, puedo daros por fin el secreto de la talla menos: COMER BIEN.

Aquello de la dieta mediterránea lo hemos ido aplicando como nos ha venido bien, y se nos han quedado en tierra muchas verduras, muchas frutas, la poca carne y el mucho pescadito. Por no hablar de las horas entre sol y sol sin parar de trabajar en el campo, que hemos cambiado por unas cuantas delante de las pantallas, mas otras cuantas apoltronados en el sofá para descansar de las anteriores.

Y no lo hemos inventado nosotros, sino nuestros abuelos y abuelas, aunque le ponemos nombre anglosajón, REALFOODER, y lo acuñamos como nuestro. ¡Ole nosotros!

Adiós a los bollitos envasados que nos salvan las meriendas colegiales, adiós a los postres lácteos llenos de azúcares y grasas. Volvamos al bocata de pan con chorizo de nuestra época EGB, al potaje, a tener en la nevera a rebosar los cajones de verdura y vacío el congelador de ultraprocesados.

Quizá, solo quizá, la talla menos que conservo desde el verano no sea un espejismo, sino reflejo de esa despensa llena de tomates con restos de tierra que me he traído del pueblo.

 

Comerte el mundo

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Os dejo una entrevista para la plataforma del voluntariado.

¡Espero que os guste!

http://plataformavoluntariado.org/cuando-has-pasado-un-cancer-te-comes-el-mundo/

Os leo 💋