Sólo con cerrar los ojos y pensar en tí, sonrío.
Sólo con saber que venías cambiaste el semblante de una familia rota por las malas noticias. Hasta el Predíctor dio un falso negativo para esperar el momento adecuado. Un horrible día de quirófano con noticias crueles que compensé con la confirmación del embarazo.
Has sido timón y vela en otras salas de espera, recibiendo noticias igual de dañinas, endulzadas con tu sonrisa permanente y esas manitas capaces de abrazar desde muy pequeña.
Has sido el bálsamo a las lágrimas inconsolables cuando el abuelo apagó su luz, de mano en mano como la falsa moneda, empezando a ser consciente de que la gente enjuagaba las lágrimas y achinaba los ojos cuando hacías cualquiera de tus cucamonas.
Has sido la bebé adoptiva de muchas madres que han cuidado de tí cuando la titular tenía pruebas, quirófanos, hospitales y cicatrices que curar.
Por eso, por tí seríamos capaces de parar el mundo y bajarnos a abrazarte.
Por tí me he saltado muchas normas médicas, he llorado desconsoladamente, he reído de la misma manera, he aprendido, me he equivocado, y todo lo volvería a hacer a ciegas.
Por tí aguanto lo que sea necesario en nuestro día a día con altibajos, esperando seguir soñando en cada amanecer.
Por ti soy la taza, la tetera, y lo que me pidas.
Nunca te cansas de reir a carcajadas, de correr al encuentro con los brazos abiertos, de saltar, bailar, cantar, de compartir horas y horas adorando a tu hermana mayor, de disfrutar del campo con papi y de tumbarte a hacernos cosquillitas cuando el cansancio nos deja espacio.
Espero no cansarme en el empeño de darte la mejor de mis sonrisas cada día, de estirar mi paciencia a límites insospechados para negociar cada mañana con tu sueño perdido, de adorarte, de educarte, de fabricar nuestra familia.
Te quiero, pequeña. Y te lo digo hoy porque mañana estaré muy ocupada en que seas protagonista absoluta. Gracias por haber venido.
Os leo!!
Me encanta, felicidades para tu peque !! 🙂