Tras una noche casi en vela, competición en la M-86 de sincro. Y todo el día recordando la última vez que estuvimos aqui, con los abuelos.
Qué tristeza tan enorme pasar por la terraza donde comimos, hablando de fútbol, metiéndose con Jaime. Ay!
La competición bien, miles, que digo miles, millones de niñas (o eso me ha parecido) todas iguales, con bañador negro y gorro blanco, haciendo figuritas imposibles en el agua.
Muchas horas libres, paseo a la milla de oro de Madrid, como siempre preciosa, tranquila, intratable.
Después visita al pasado de Jaime, antiguos amigos que siguen ahí, frescos, sanos, encantadores (felicidades, Antonio, un placer conoceros).
Y ahora peleándome con el portátil para bajarme libros a mi nuevo juguetito, un precioso y super fashion ebook. Sí, he sucumbido al futuro, y he añadido otra nueva tecnología a la lista. Como niña con zapatos nuevos.
Feliz fin de semana largo, por lo menos por aquí. Descanso y familia, el mejor plan.