Una eternidad está siendo la lista de espera. Se ha parado en tres desde el jueves, y no ha bajado nada.

Hoy, 25 de febrero, cumplo mis 30 días hábiles de espera. Ejem, ejem, Excmo. Sr. Fernández-Lasquetty: no quiero adelantarme, pero para mí que esta vez no se ha cumplido el plazo.

El resto de mi mundo sigue girando con absoluta normalidad. Tenemos el mismo frío que todos, las mismas rutinas de siempre, la misma indignación por los precios que todos, el mismo final de mes asfixiante que la gran mayoría…

Mis sesiones piscineras van fenomenal. Hoy ya he llegado a los 1.000 metros (aplausos), que para una señora de mi edad (casi cuarentona) y en mi estado (sobrada de 100 kgs por lo menos), no está nada mal. Y lo empiezo a notar en mi espalda, que era el objetivo principal.

Ese dolor punzante justo en el centro de las cicatrices ya no lo es tanto, me resiento mucho menos al final del día, y voy menos encorvada porque me puedo permitir poco a poco estirar músculos. Y los brazos empiezo a notarlos más tonificados, sin tanta pesadez, aunque nadar a crol sigue siendo un esfuerzo pelín tortuoso.

Me despido ya, no sin antes mandar otro achuchón a mis amigas luchadoras, que siguen sonriendo por fuera y creciendo por dentro.

Os leo!!