Acelerada. Así voy por ahí desde el miércoles. Necesito un sofá con masajista y chocolate incluídos.
Mi cabeza, por un lado. Mis pies, por otro.
Qué hago: Guardería o baby-sister?
Qué hago: Me incorporo ya o cojo vacaciones?
Qué hago: Horas de ampliación o cambio de horario?
Y mil interrogaciones más dando vueltas sin parar alrededor de mi cabeza, como los pajaritos en los dibujos animados.
Mientras, mis pies taconeando de aquí para allá, que si comprar medias, que si me hace falta algo para los vaqueros, que si papeleos, que si…
No termino de hacerme a la idea, pero lo curioso es que mi cabeza pasa del tema. Va por libre. Voy a acabar cazando moscas.
Por lo demás, todo en su línea. Mi siguiente médico es el alergólogo, a ver si me dice por qué se llena mi cuerpo de ronchones.
Y ayer tarde de hospital, esta vez de visitante. Sentimientos encontrados: un bebé precioso recién llegado, y un tumor horroroso recién eliminado. Todo ésto en puertas enfrentadas, que difícil lo pone a veces la vida. Pero salí de las dos habitaciones con un «enhorabuena» en el pensamiento: para los nuevos papás, y para la valiente luchadora que es capaz de sonreir aún en este momento.
Os dejo. Espero tener un fin de semana tranquilo. Vosotros, que lo tengáis como hayáis planeado.