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No apto para menores, personas sensibles, aprensivas o blanditas en general

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No os asustéis. No he cambiado el tema del blog a la España profunda ni al mundo del sado. Simplemente, tras terminar ayer el último capítulo de mi reconstrucción, he decidido poneros una foto bastante explicativa de cómo ha sido el proceso de estos últimos tres años de quirófanos, puntos, cicatrices y sentimientos.

Pero vayamos por partes.

Lo primero, contaros cómo ha sido la micropigmentación.

9:00 h. Décima planta del Hospital Ramón y Cajal en Madrid. Ese hospital donde mi papi conoció su negro futuro, y escuchó falsas esperanzas de una doctora que prefirió endulzarnos los oídos. Esos asientos azules en la entrada donde por última vez tuvo en brazos a la pequeña de la familia, donde con un abrazo me dió las gracias por llevarle «ese regalito», y donde ayer no pude evitar llorar de rabia por no ponerme a darlos patadas. Ay, que mal rato.

PAPA&CARLOTA RYC

Lágrimas secas, rimmel retocado, y subimos a la décima planta, a la sala de micropigmentación.

Antes de salir de casa, tuve que darme una cremita en las lolas, que previamente me habían mandado cuando fuí en septiembre a realizar la primera consulta y la prueba de alergia.

Tras el papeleo normal de toda cita, pasamos a la sala. Fotos, preparación, diseño gráfico y nociones de arquitectura. Madre mía cuánto arte, conocimiento, profesionalidad…no se cómo llamarlo. Hay un tipo de especialista médico que no se conoce, y que hacen una labor tan importante como el microcirujano neuronal más aclamado. En mi caso, se llama Azucena, un encanto que sabe lo que se hace sin titubeos, que disfruta con su trabajo y con la labor que eso significa.

La micropigmentación es una especialidad estética cuyo objetivo es corregir, modificar, embellecer y equilibrar de forma semipermanente determinados rasgos faciales (labios, cejas, párpados…) o corporales (cuero cabelludo, areolas mamarias…) a través de la implantación de pigmentos a nivel epidérmico (fuente: Wikipedia).

En claro, la sensación es exactamente igual que la de un tatuaje. No os puedo decir si duele, porque en las lolas no tengo sensibilidad. Sí te vas con una sensación de algo parecido al escozor, y la molestia típica después de estar una media hora toqueteando cada una. Y, como bien dice la definición de micro, no solo se usa en reconstrucciones mamarias: lo mismo te pintan una ceja que te hacen una sombra que te rellenan una cicatriz. Para mí era una especialidad totalmente desconocida que desde ayer incluyo en las admiradas. Cuánto bien se puede hacer cambiando el color de un trozo de piel. Ni os lo imagináis.

Yo llevo desde ayer pegada a las fotos del antes y el después, sin poder alejar la vista. Y porque las vendas no me dejan ver el original, que si no…

Y llega el momento de la foto. Os la pongo, la veis, la remirais si queréis, y os describo en qué consiste cada parte, os parece?

EVOLUTION

Empezando de arriba abajo y de izquiera a derecha:

  • Sala de quirófano previa a la mastectomía. No veis mi cara, pero os aseguro que estaba partida de la risa por la situación, con el gorrito de quirófano verde ya puesto.  La pobre lola  estaba ya bastante dañada por una primera intervención para extirpar el tumor, otra posterior para intentar rellenarla, y una biopsia hacía dos meses.
  • Mastectomía. Quirófano previo a la reconstrucción. Ya no es tan horroroso, ya me he acostumbrado a mirarme, pero no me quiero ver. Piel pegada a las costillas.
  • Primera foto tras tres días «colgada» en la cama tras la reconstrucción. Para mí, un pedazo de lolas de impresión (120 cc) que tiraban tanto de mi piel que llevaba la mano sujetándolas por los pasillos. 18 días de ingreso y una risita permanente en mi cara.
  • Cambio de expansores por silicona. 680 cc para dejarme un escote como me merecía. Ole y ole.
  • Mi lola hasta ayer. Pezones artificiales que dan bastante bien en cámara, aunque ver todo del mismo color os pueda chocar.
  • Y….tachán!! Tengo pezón, aureola, hasta sombras y matices. Un trabajo de museo. Mis ojos lo ven desde otra perspectiva, os lo aseguro, yo ya no veo cicatrices alrededor, ni imperfecciones. Veo el resultado de una lucha con un objetivo claro que por fin ayer se terminó de cumplir. Ole con ole otra vez.

Por hoy ya os dejo, que el que sea aprensivo debe estar tiritando.

Como siempre, os leo!!

 

Estreno agenda

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Estreno agenda

Feliz año nuevo. Me quedan 355 días para llenarlos de cosas bonitas.

Y dónde guardarlas? Evidente: en una agenda. Yo he vuelto a una de papel, nada de calendario google en el teléfono, porque al final cambio de móvil, se pierde, se va el encanto y todo hay que decirlo, me había encaprichado del modelo de Mr. Wonderful.

mr wonderful

 Está llena de mensajes positivos, de frases «tipo facebook» para animarte, de chascarrillos con gracia, de pegatinas para decorarla. Tiene hasta un rincón al final con listas, para que crees las tuyas propias, ya sabes, objetivos por cumplir, el fondo de armario que quieres tener, las reformas que te gustaría hacer en casa, etc, etc.

Miré y rebusqué, las hay muy completas, muy profesionales, escolares, pequeñas, grandes…pero ha sido mi elección y estoy encantada.

Y por ahora, aparte de los turnos de trabajo, han quedado marcadas mis próximas consultas médicas. La primera en llegar, la micropigmentación. El martes tengo «quedada» en el Ramón y Cajal, y reconozco que estoy emocionada. Me apetece muchísimo ver el final de la obra, hacerme la idea definitiva, comprobar si a la luz de una vela dan el pego (cosas mías).

Cada día me gustan más. No paro de mirarme en el espejo, de ponerme prendas con escotes que hacía años que no me ponía, incluso de tocarlas a todas horas porque me sigue pareciendo mentira.

Han evolucionado. Ya están más blanditas, menos artificiales. Incluso alguna estría ha entrado a formar parte de los alrededores de las cicatrices. Chicas, decidme: quien no tiene estrías en las lolas?? Pues yo también 😉

Os dejo ya, esperando que llegue el día y contaros el resultado.

Feliz fin de semana. Os leo!!

Micropigmentaciones y otras cosas raras

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Bienvenidos de nuevo. Lo primero de todo, pediros disculpas por el abandono, pero mis lolas y yo merecíamos un descanso.

Todo bien por ahí?? Espero y deseo que halláis pasado un renovador verano, capaz de empujar con los recuerdos cada vez que necesitéis impulso.
Por aquí todo bien, con poquitas novedades, aunque buenas.

Incorporación laboral: bien.
Incorporación colegial: también bien.
Médicos: entretenidos.

Después del susto con mi tos de señor mayor, aparece un bulto en mi mano derecha que consigue acelerarme los nervios. Tras consulta con oncología, nada que temer. Articulaciones que quieren destacar saliendo de su cauce normal.

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Y ya llegó la esperada consulta con micropigmentación, siguiente y ultimo paso del proceso «tetil».
Esta vez en el Hospital Ramón y Cajal, una inmensa mole de malos recuerdos que suspiré junto a mi hermana, que ya se sabe que los tormentos juntas son un poco más llevaderos.
La enfermera encantadora, de las que a mí me gustan, dejando todo claro y hablando en mi idioma. En enero tengo entradas para exponer mi lienzo…hay que reconocer que estoy espesa esta mañana. Y eso que me he tomado mi relaxing cup of café con leche con la mejor compañía 😉
Para los que no sabemos bien lo que es la micropigmentación, he buscado una foto muy gráfica. Lo sé, parece un tatuaje. La diferencia es que la micro no penetra en capas tan profundas de la piel, porque nadie sabe lo que tenemos bajo tanta reconstrucción.

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Y con todo esto os dejo por hoy.
Recordad que septiembre es el mes de los buenos propósitos. Meta a meta se hace mucho más divertida la aventura de vivir.

Os leo!!