Tengo líquido bajo la piel, y cuando me muevo hace glup glup. Parece la canción del verano, pero es lo que hay.
Empecé ayer, y mañana voy a que lo vean. Lo que me hagan ya os lo contaré, pero miedito tengo, no os lo niego.
Por mí misma no hubiera ido, pero tengo que agradecer a mis amigos lo que se preocupan por mi. Hoy que estoy sin niñas, voy a dejar aflorar el sentimiento “de amigos” que tengo.
Soy de las que opinan que amigos de verdad pocos, y verdaderos amigos menos todavía. Pero tengo la suerte de tener cerca a gente muy grande, generosa, desinteresada, interesante, instruída e instructora, que hacen de mí mejor persona, aunque a veces no se lo reconozca. Y al igual que tengo que tomarme una pastillita para no estar decaída, necesito una dosis de amigos. Es cierto que en su justa medida, también es bonito echarse de menos, pero necesario saber que están dispuestos a entenderme en el momento en que lo necesito. Y solo ellos son capaces de darme el empujón que me levanta, o el bofetón que otros me darían pero no se atreven.
Por eso, confieso publicamente, y que no se repita, que quiero mucho a mis amigos. Gracias por entender mi vida, por compartirla y por quererla vivir a mi lado.