Cada dia que pasa me doy cuenta que voy a poder con ésto. Sí, poquito a poco voy soportando mejor las miradas, el tener las lolas descolocadas (soy un auténtico desastre), el tirón cuando levanto los brazos… Mirarme al espejo todavía cuesta, y los ojos de Berta cuando me mira también duelen, pero tengo que acostumbrarme a la sinceridad de un niño, la más cruel, pero a la vez la más gratificante.
Voy a hacerle caso a una buena amiga y os voy a contar un secreto. Como terapia particular, me estoy vistiendo con colores vivos, la campaña otoño-invierno está siendo NO AL NEGRO, y parece que funciona. Todas las mañanas abro el armario y las manos se van a alguna prenda oscura, y la lucha está en evitarlo. Vale, es una tontería, pero a mí me va bien.
Así que, cuando os cruceis con una pedazo de mujer 🙂 con las lolas algo descolocadas y vestida de fucsia, o verde, o azulón, saludadme, que soy yo. Que viva el color en todos los sentidos!
Sep13