Érase una vez, en un reino en las afueras, vivía una niña de once años llamada Marta que no podía parar de bailar. Al primer acorde de cualquier melodía, su cuerpo empezaba a moverse con mucho ritmo, sin que lo pudiera controlar, contagiando a todos a su alrededor, sobre todo a sus primas pequeñas, que acababan bailando con ella, con la diferencia que Marta no podía parar hasta que dejara de sonar la música.
Cuando era pequeña, a una bruja mala le dio tanta envidia de sus enormes ojos verdes, que la maldijo con un hechizo «bailongo»: cada vez que escuches una melodía, no pararás de bailar, hasta que puedas ir algún día a una fiesta de Halloween con tu prima.
Así que la pobre Marta bailaba y bailaba sin parar, y agotada le pedía a sus papás una y otra vez poder ir a pasar Halloween con su prima, hasta que llegó el año 2011 y pensaron: por que no? Y si funciona?
Así que los padres de Marta se imaginaron que un día sonara cualquier canción, y Marta parara cuando ellos se lo pidieran, y fueron felices, y comieron pizza para cenar.
Y colorín colorado, este post se ha acabado.
Dedicado a Marta, la princesa bailonga de la familia, la niña más guapa de sexto, capaz de hipnotizarte con esos enormes ojos verdes.
Oct25
¡ Anda q.no estaràn como locas tus» sobris». ! La verdad es q.tienes para todos bonitas palabras.