En el ecuador del año 2011, hubo quirófanos y celebraciones a partes iguales.

Mayo: muchas consultas para el preoperatorio, susto monumental porque dos bultos sospechosos volvieron a despertar los miedos, y el 31 quirófano para despedir a mis ovarios, y dos biopsias en el todavía pecho izquierdo para descartar malignidad. Recuperación estupenda y buenas noticias, no eran tumores, sólo grasa necrosada de la primera lipoestructura. Todo esto, preparando la comunión de Berta con lo que eso implica: recordatorios, modelitos, menús…

Junio: el mes de la Comunión. La niña más guapa del lugar disfrutaba de ese día con su familia al completo, con ese abuelo disfrutando de sus niñas, aunque tuviera que hacerse una foto con Berta y su equipación completa del Madrid. Él, tan atlético!! Y fin de mes celebrando los diez añazos.

Julio: tocó Bautizo. Preparativos hiper rápidos para una pequeña celebración “piscinera” en la que volvimos a estar todos juntos. Si vuelvo a ver las fotos, es cierto que papá aparece más desmejorado, pero seguía feliz rodeado de su troupe, con su cámara al hombro, riendo lo inquieta que era la pequeña de la familia. Y más médicos, pruebas y preoperatorio, para tener listo el siguente paso por quirófano.

Agosto: llegó la playa, con las dos sirenas sin salir del agua, las cenas con los amigos, el primer susto de papá tras su divertido aniversario de boda, el disgusto por no ir al pueblo, el primer ingreso en Talavera para ver por qué el dolor en el costado y la fatiga del abuelo, despedidas y reparto de niñas para mi propio ingreso, y quirófano el 23. El alma en Talavera y el cuerpo en el Clínico. Volaban las fotos para comparar nuestras mejorías, y alta con un día de diferencia. Fue intenso y duro, aunque ni podía imaginar que era el comienzo de los peores meses de mi vida.

Por hoy, descanso de teclas, que las lágrimas empiezan a hacer difícil leer con claridad. Feliz día de los Santos Inocentes para todos.