Se acaba otro año.
Ha pasado deprisa, con muchísimas novedades y sin sobresaltos.
Lo último, el preoperatorio para mi siguiente quirófano, esta vez en el centro de especialidades Modesto Lafuente. En el Clínico no había hueco para poder hacerme todas las pruebas el mismo día.
Sin novedades, lo mismo de siempre: analítica, placa de tórax y electro. Cruzando dedos para que todo esté bien y el siguiente paso al anestesista y la lista de espera llegue sin pausa.
Hoy toca, como cada 30 de diciembre, comprimir los últimos 365 días: Comienzo de año destetada, con el alma rota por la pérdida, la primavera buscando guardería por mi vuelta a la vida laboral, preoperatorio para la reconstrucción, playa, quirófano, una larga estancia en el hospital, lolas nuevas que han ido creciendo cada 15 días, el primer viaje sola de mi sirena particular, cambio de cole, mudanza y de nuevo preoperatorio.
Balance positivo por primera vez en los últimos años. Y no dudo que la protección desde el sofá de nubes ha tenido absolutamente todo el mérito. Alto el precio, no me consuela.
Pero…mi visión del vaso siempre medio lleno me dice que la buena racha no ha hecho más que empezar. Ya han comenzado los siete años de vacas gordas, adiós a las flacas.
Desearos un 2013 con tan buenas perspectivas como el que yo quiero tener, mas allá de crisis y paro. Estamos sanos, nuestros niños también, y eso nos da el poder para cambiar todo lo demás. Hacedme caso, que de salud y cambios empiezo a entender mucho.
Poneos a la pata coja sobre el pie derecho a la hora de brindar y gritad conmigo: FELIZ AÑO NUEVO!!
Os leo!