Efectivamente, lo habéis adivinado.
Día S(de silicona), hora D(07:30 a.m.).
Curiosamente, esta vez primero pusieron la fecha en la web, y al día siguiente la llamada de rigor. Llamada que hoy ya no tenía emoción, tan solo por confirmar la hora.
Y efectivamente, ahí están mis nervios haciendo de las suyas. Corre que te corre en el Ahorramás preguntando por un baño. Yo y mis nervios.
Aparentemente, en este cuerpecito de redonda bonachona no corre sangre nerviosa. Pero es mentira, como la leyenda urbana de los gorditos bonachones.
Lo que pasa es que disimulo mucho, cual soldado en su trinchera. Me he acostumbrado tanto a poner buena cara ante la adversidad, que hasta yo misma he creído que estaba tranquila. Error!!
De golpe y porrazo (expresión muy talaverana) me ha entrado la neura. Ese miedo insano a la anestesia, a las despedidas, al despertar. Más de lo mismo, como en el día de la marmota.
Ahora viene la vena positiva. Con la protección de mi ocupante favorito del sofá de nubes, ésta va a ser la última, la que remata, la que cierra, el último capítulo.
5 quirófanos, 6 con éste en 5 años, sin contar el paritorio son demasiados incluso para mí. La Seguridad Social y yo hemos tocado techo. Y el karma también.
El martes comienza mi nueva etapa de mujer superviviente y sana, reconstruída por dentro y por fuera. Mi etapa de hablar en pasado durante todo mi futuro.
Ea, ea, ya pasó. Abrigaos mucho, que mirad el frío que hace
Os leo!