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5 de marzo

Estándar

Efectivamente, lo habéis adivinado.
Día S(de silicona), hora D(07:30 a.m.).

Curiosamente, esta vez primero pusieron la fecha en la web, y al día siguiente la llamada de rigor. Llamada que hoy ya no tenía emoción, tan solo por confirmar la hora.

Y efectivamente, ahí están mis nervios haciendo de las suyas. Corre que te corre en el Ahorramás preguntando por un baño. Yo y mis nervios.

Aparentemente, en este cuerpecito de redonda bonachona no corre sangre nerviosa. Pero es mentira, como la leyenda urbana de los gorditos bonachones.
Lo que pasa es que disimulo mucho, cual soldado en su trinchera. Me he acostumbrado tanto a poner buena cara ante la adversidad, que hasta yo misma he creído que estaba tranquila. Error!!
De golpe y porrazo (expresión muy talaverana) me ha entrado la neura. Ese miedo insano a la anestesia, a las despedidas, al despertar. Más de lo mismo, como en el día de la marmota.

Ahora viene la vena positiva. Con la protección de mi ocupante favorito del sofá de nubes, ésta va a ser la última, la que remata, la que cierra, el último capítulo.
5 quirófanos, 6 con éste en 5 años, sin contar el paritorio son demasiados incluso para mí. La Seguridad Social y yo hemos tocado techo. Y el karma también.

El martes comienza mi nueva etapa de mujer superviviente y sana, reconstruída por dentro y por fuera. Mi etapa de hablar en pasado durante todo mi futuro.

Ea, ea, ya pasó. Abrigaos mucho, que mirad el frío que hace
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Os leo!

Recortes

Estándar

Sigo escribiendo desde el hospital, en concreto desde la terraza, mi lugar favorito de los últimos días. Deberían hacer obligatorio este pedacito de realidad en cada centro sanitario. Aunque abrase el sol, o el ruido de los coches te atrone, consigue mantenerte conectado al mundo real, sobre todo cuando llevas muchos días y te encuentras relativamente bien, como es mi caso.

Por aquí bromeamos con los recortes, si vamos a tener que pagar la comida, si vamos a tener días máximos de hospital y los demás los pagamos…mucha risa, sí, pero en el día a día sí se empieza a notar.

Por ejemplo, hoy no hay pijamas. Que tienes los tuyos: pues mejor. Que no los tienes: pues repites el de ayer.
Las toallas también repiten porque no hay suficientes, y hubo un día que no pudieron cambiarme las sábanas porque tampoco tenían. Unas sábanas llenas de agujeritos o agujerazos, con más años que el fantasma del hospital.

Yo sí lo noto del año pasado a éste, en pequeños detalles. Aunque lo fundamental sigue funcionando perfectamente: medicamentos, material sanitario, incluso las comidas. Por lo menos a ojos del paciente, no se si los sanitarios pensarán lo mismo que yo.
Por ejemplo, a mi me permiten elegir mi menú diario entre tres primeros y tres segundos, los postres, las meriendas…y las raciones son, a veces, incluso excesivas. Es una bobada, pero elegir cada día es una de mis mayores ilusiones estos días.
Como muestra un botón, os dejo foto de la cena de anoche: revueltro de trigueros con gambas, pastel de merluza con salsa holandesa y fruta de temporada. Absolutamente nada que objetar. Os leo!

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