Todo se va poniendo en su lugar. El tiempo lo coloca como piezas en el Tetris®.
Vamos por pasos: enfermería bien.
Patriarca tocado, andando como si le hubieran robado el bastón, mosqueado por no poder cargar peso (leasé coger a Carlota), pero evolucionando perfectamente.
Gitanillas bien, llenas de mocos las dos, y empezando con la mayor a preocuparnos por las espinillas. Y que alguien me lo explique, pero la adolescencia se adelanta que es una barbaridad. Como esto siga así, me veo comprando Tampax® a Carlota cuando entre en primaria.
Yo bien, con calambrazos en la zona ovárica-sin ovarios, y con muchísimo dolor en la cicatriz derecha, nada nuevo.
Segundo tema: incorporaciones varias
La guardería fenomenal, ya nos despedimos entre sonrisas y no entre llantos, pero las tardes son temerosas. Cómo se nota el cansancio. Rabietas «a porrillo» (siempre me encantó esa expresión).
La vuelta al comedor de la reinona fenomenal, estaba encantada en casa, pero echaba de menos las tonterías con los compis.
Y yo expirando mis últimos días de vacaciones. El lunes ya vuelvo a la rutina más absoluta: madrugones, carreras y kilómetros, pero todo está preparado y estamos en posición de salida.
Os dejo ya. Abrigaos, que hace mucho frío.