Son las cinco de la mañana y estoy viendo fotos. Mi pequeña no para de vomitar, he cambiado más sábanas que la madre de los Brady, y lloro, sin parar, en silencio, sin hipo, liberando la rabia, aunque la tristeza me temo que está muy cómoda instalada en uno de los rotos de mi corazoncito.

Esas fotos tuyas en playas idílicas con mujeres de uñas rojas perfectas bebiendo botellines que has cambiado por estar ahora mismo como yo, abrazando a una rubia febril, con su respiración en mi brazo, ya tranquila.

Esas fotos de tus nuevas ¿amigas? desde tu casa, donde yo fabriqué recuerdos, me hacen sangrar los ojos, imaginando tu fiesta, y sabes que? Tu pequeña ayer también estuvo de fiesta, sana, divertida, con sus amigas, con la estabilidad que necesita una niña de seis años.

Esos mensajes con tequieros de otras me han partido en dos, hundido en lo más bajo, humillado como mujer, indignado como madre, pero los te quiero que a mí me dicen al oído me van a curar muy pronto, estoy segura, e, igual que un ave fénix, me van a alzar a ser la super madre que necesitan.

Te cubrirán de caricias vacías que sólo son una necesidad física, mientras mis niñas están limpiando mis lágrimas con besos, mi familia armada defiende mi castillo, y mis amigos hacen guardia para que no me duerma.

Enhorabuena, porque por fin has encontrado lo que querías. Ya no te siento, ya no te debo, ya no te quiero, y estoy trabajando mucho para que mis recuerdos dejen de acuchillarme el corazón y llenarme los ojos de lágrimas.

Ya lo he visto todo, ya me lo has demostrado todo, y, lo más importante, ya he conseguido entender tu concepto de vida, tus ¿valores?, tu orden de prioridades. Yo sigo con los míos, esos que siempre he antepuesto, esos que conseguiste hacerme creer que también eran los tuyos.

Le doy las gracias a tus nuevos amigos, esos que en tres meses consiguieron convencerte de que la vida es mucho mejor sin nosotras, porque así me he convencido por fin que nuestra vida es mucho mejor sin tí.

Como dicen en italia, tu nuevo idioma de cabecera, fai bene. 

P.D. Y con esto y un bizcocho, prometo no volver a hablar del tema. Gracias por dejar que me desahogue y, aún así, seguir conmigo. 

Os leo!