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Ecografías, sustos, animales y medallas.

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Vaya título, verdad? Es el resumen desde el viernes hasta hoy, os lo voy detallando.

Tocó mi primera ecografía de mama después del destete. En sí, una prueba indolora físicamente, pero para mí, muy tensa. La última me dió tal susto que fue el desencadenante de la mastectomía. Unos bultitos sospechosos, que al final eran grasa necrosada, tuvieron la culpa.

Pues bien. Esta vez no iba a ser distinto. Nada más empezar, en el lado izquierdo, parón en seco y cambio de cara de la ecógrafa. -Aquí hay algo-.

Corazón acelerado, la cabeza a mil por hora, adelantando acontecimientos, pensando en mis niñas, en mi papi, en volver a empezar. Por qué será que tenemos la capacidad innata de ponernos en lo malo tan rápido? Pero si todavía no había dado tiempo ni a mirar el historial!!

Efectivamente, revisado el historial, me confirma que es grasa, aunque para ser sincera, yo hasta que no me abran en quirófano y lo confirmen, no me quedo tranquila, qué le vamos a hacer.

Pasamos al derecho, y, sorprendidas, vemos que otra vez hay linfocele, y yo diría a simple vista que igual de grande que el que ya pincharon para extraer líquido hace unos meses, aunque por uno de los lados parece que está empezando a cerrar. También tendrán que hacer lo que corresponda en quirófano. Yo, con tal de no ponerlo fácil, hago líquidos (chiste malísimo, lo acepto).

Conclusión: que he disfrutado del fin de semana como hacía tiempo. Caritas de impacto en Faunia, toda la tarde del sábado viendo animales, tocándolos, oliéndolos, huyendo de ellos (el pato detrás de Berta, qué risas). Y el domingo, jornada de competición en la M-86. Debo decir que la primera medalla de Berta en sincro ha sabido a recompensa, a kilómetros, a frío, calor, esfuerzo, mucho esfuerzo. Y queda compensada toda una temporada de trabajo con una medallita de bronce compartida con cada una de sus compañeras.

Por mi parte, nervios que han salido en forma de herpes en el labio, ilusión, orgullo y lágrimas. Cuánto eché de menos a papá, recordando que el año pasado estuvimos en el mismo sitio, sufriendo por verla sufrir a ella. Cómo duele el recuerdo, y qué poquitos analgésicos encuentro para paliarlo.

Pues por hoy os dejo. El viernes os cuento novedades pre-operatorias, que ya toca. Os leo!!

Linfocele

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Bueno, bueno, de nuevo mañana de hospitales, aunque hoy me he traído a la excursión una acompañante de excepción. Ha sido el primer viaje en Metro de Carlota, y sigue sin dormirse porque todo la asombra: la locución en cada parada, las sonrisas de los usuarios, los ascensores…

Y la mañana está dando sus frutos. Ecografía hecha. El golpe no me ha hecho nada, pero como se veía líquido, pues punción y a extraer. En el informe lo llaman linfocele.

Es sorprendente, pero no he sentido el pinchazo. Totalmente insensible. No se si eso es bueno o malo, pero por lo menos no me he enterado, y he podido ver cómo era el líquido y la cantidad: 15 cc de algo parecido a la gelatina antes de cuajar, en un amarillo oscuro feo y con espumilla. Lo se, no hacía falta ser tan explícita, pero si alguien pasa por lo mismo que yo, querrá saberlo. En mi caso, a mí me gustaría.

Han tenido que usar dos jeringuillas, pero esta vez no ha sido mucho.
Eso sí, ahora me duele a rabiar la cicatriz e incluso el brazo, me tengo que dejar el apósito hasta esta noche. Pero nada que no se pase con un ibuprofeno. Me voy feliz porque no hay nada, yuhuuuu!

Y ese va a ser mi motivo para sonreir hoy. Voy a seguir disfrutando del viaje con mi compañera, que está saludando a medio vagón.
Sed buenos!!