Estoy de bajón. Efectos colaterales del estrés de las últimas semanas.
Pero no bajón emocional, todo lo contrario, bajón físico es lo que sufro.
A saber: una tos fea tipo «gripemalcurada» que diría mi madre; unos pinchazos (de nuevo) que me dejan sin respiración por debajo de mis nuevos músculos pectorales, los cuales, muy educados ellos, se van turnando: ayer fue el derecho, hoy le ha tocado al izquierdo; un dolor de rodillas que probablemente me sepan diagnosticar en cualquier centro de mayores; una molestia «resentida» en las lolas al despertar, como si tuviera una agujeta constante…. Y paro ya, que va a venir el Samur a por mí como siga relatando.
Como leeréis, no hay nada que revista especial gravedad, sólo me preocupan los pinchazos, aunque la cantinela de los músculos que andan recolocándose mucho me temo que vuelve a repetirse.
Es cierto que parece otro siglo cuando pasé por quirófano, pero realmente tan solo han pasado 4 meses y pico. Y me reconectaron muchas tuberías, abrieron muchos conductos de ventilación y tiraron mucho cable (sí, efectivamente, se ha apoderado de mi alma el barbas de Bricomanía).
Lo dicho, que mi salud anda tocada, pero leve, muy muy leve. Haciendo mención a mi juego infantil favorito, sólo un cuadro de un barquito de cuatro.
Dejo ya por hoy mi relato llorón y ahora os pido un favor pequeñito. A partir del viernes, 14 de diciembre, si queréis, podéis entrar en mi blog desde la página principal y a la derecha veréis un enlace para votarme en los premios 20blogs del diario 20 minutos. No espero ganar, pero sí darme a conocer y ser descubierta por mujeres que, como yo, tengan que pasar por esta difícil aventura.
Como siempre, gracias por prestarme vuestras pupilas este ratito. Os leo!