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Felicidades, Mr. Shakespeare

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Aún con un día de retraso, hoy vengo a felicitar a Mr. Shakespeare, pero no solo a ese señor malos pelos de los cuadros. Mr. Shakespeare es cualquier persona, sin géneros, ni números, ni colores de piel, que es capaz de cambiar su expresión facial al mismo ritmo que mueve sus ojos línea tras línea.

Ese señor malos pelos

Ese señor malos pelos

Me encanta ver leer a la gente. Observo de soslayo sus gestos, el brillo de los ojos, el comienzo de una sonrisa o cómo se abre la cuenca de los ojos ante un giro inesperado. Es curioso cómo somos capaces de cambiar nuestro mundo por el que marca la historia que tenemos entre las manos.

La quimio, entre otras muchas cosas,  mordió de gravedad la única neurona que mantenía mi memoria en forma, dato, por cierto, que no conocía como efecto secundario, pero sí, «quimioterápicos» del mundo: no os habéis vuelto bobos de repente. Sufrís un efecto secundario que os puede servir de excusa para el resto de vuestra vida ;-). No, en serio. La quimio parece que afecta a la memoria y la concentración, y, por esa razón, me cuesta horrores mantener una historia larga en mi cabeza.

Comienzo una lectura, y si en la narración hay muchos datos, nombres, lugares, etc., tengo que releer un par de capítulos de nuevo antes de avanzar. Por eso, en los últimos tiempos, he optado por lecturas muy ligeras, o bien cortas, o con pocos datos, o tan tan absorbentes que me tengan enganchada hasta el final sin dejarlo.

Y como voy catando, como con los buenos vinos, tengo en mi mesilla de noche (frase muy trillada para referirse a las lecturas actuales) tres libros empezados, con conflicto conmigo misma porque no puedo eliminar a dos para quedarme sólo con uno, y alterno sus lecturas en los poquísimos ratos que dedico a ello.

El primero: California 83, de Pepe Colubi

California 83

 La verdad es que me estoy riendo mucho, me identifico con la manera de expresarse del protagonista, y describe tan bien las situaciones que tengo en mi cabeza cómo son cada uno de ellos. Lo cogí por recomendación, y me alegro. Me parece muy difícil hacer reir escribiendo, hacer llorar es mucho más sencillo, y el autor, en este caso, y por lo menos conmigo, lo consigue con creces.

El segundo: La gente feliz lee y toma café, de Agnès Martin-Lugand

La gente feliz...

 Una historia a la que me ha costado un poquito coger el gustillo, pero ya estoy en los primeros puestos. Me están sorprendiendo los personajes, los quiero. O los temo. O los abofetearía. Y eso es un ingrediente básico para que me guste un libro: la sorpresa, los giros. Sí, historia de amor. No he llegado al fin, pero el camino que se está construyendo me está invitando a seguir andando por él.

Y el tercero , La noche soñada, de Màxim Huerta

La noche soñada

  Acabo de empezar, pero de las tres es la que tiene ventaja desde sólo aparecer en las librerías, porque me han encantado las anteriores obras de Màxim, sobre todo Que sea la última vez (adoro a Margarita Gayo). Todavía no os puedo situar, pero lo poquito que he leído ya me ha hecho perder una horita de sueño, buena señal.

Y como hoy hablamos de libros, os voy a recomendar una autora-amiga-inquietacomonadie: Amelia Noguera

Empezó publicando en digital, pero por fin ha cumplido su sueño, y después del verano os podréis hacer con sus obras en papel.

Éstas son sus criaturas digitales:

Escrita en tu nombreLa pintora de estrellasPrometeOscuridad

Ya os dejo, con la firme intención de incrementar mucho más mi lista de leídos y dejar vacía la lista de pendientes.

Más que nunca, OS LEO!!

Amor

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Ay, el amor, el amor.
Que sentimiento tan completo, capaz de hacerte intenso y blando a la vez.

Y que vena me habrá dado, os estaréis preguntando?? Pues que esta tarde me he dado cuenta que estoy enamorada.

Síntomas: deseos de que el tiempo pase para estar a su lado, batería de preguntas sobre su día, ese abrazo en el reencuentro, bailar y cantar como si el mundo se acabara mañana…
Pero tengo dos amores con quien repartir, y eso a veces cuesta lo suyo.

Esos síntomas que se cumplen con las dos a la vez. Esos bailecitos en el coche con cualquier melodía que se atreva a sonar, sea Hit Fm, sea Miliki. Ese agobio con el reclamo dual: mamá, mamá, mamá. Esos besos. Ellas dos. Mis amores.

Y los vuestros, cuales son??

Os dejo ya, con un recuerdo muy especial para dos tremendas luchadoras que comienzan nuevos tratamientos. Que pase pronto, que os deje sanas y podamos seguir compartiendo ratitos muchos lustros más.

Feliz fin de semana. Os leo!

Los 40

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Es primavera. Es primavera? Pero si he tenido que sacar de nuevo los gorros y casi las bufandas!

Vaya frío. Mis cicatrices se están resintiendo, me duelen a rabiar, sobre todo la derecha. Hoy, por un momento, me ha recordado al dolor pre-menstrual. Qué tiempos aquellos!

Y, de hecho, ando pre-mes, pre-mareada, pre-mustia, pre-vaga. Un bajón de tensión por el calor de la piscina me ha dejado esta mañana sentadita en un banco en medio de la calle, blanca como los muros de los pueblos gaditanos y necesitada de una coca cola en vena. Mayor, todos estos síntomas me demuestran cada día más que estoy mayor. Ayer fue tema de conversación en el café, rondando los 40, los achaques afloran como la mala hierba.

Y hay que ver lo bien que lo llevamos (ejem, ejem). Claro, que yo no me puedo comparar con nadie de mi edad para ver si envejezco bien. Bueno, miento, con alguien que haya pasado 8 quimios, 33 sesiones de radio, 3 quirófanos en los últimos 4 años, menopáusica, sin ovarios y sin pecho sí me podría comparar…conocéis a alguien? Yo no, por lo que sigo pensando y creyendo que estoy estupenda. Ole yo!

Mi autoestima y yo os dejamos por hoy. Pasad un fin de semana estupendo. Os leo!