Eso es lo que pensé cuando salí de la consulta de oncología…a por otra!! Ésta ya la hemos pasado, y con nota. No solo tenemos a mínimos los marcadores (plas, plas, plas). Además, hemos reducido los síntomas del hígado graso a niveles fantásticos (no solo de buenos, sino de fantasía, no me lo creía ni yo 😉 )
Y que hago yo hablando en plural? Pues que llevo todo el día navegando por el mundo blog, y, mirando estadísticas, cada vez más internacionales, por cierto, me doy cuenta que escribir no tendría sentido si nadie lo lee. Es verdad que para mí es un desahogo, un diario médico, una novela épica, pero lo que recibo a cambio es más: más bonito, más gratificante, más y más…
Hoy he quedado a tomar un café «médico». Una amiga duda si la camarera habitual de su cafetería habitual ha sido diagnosticada de cáncer: ha faltado algún día «por pruebas médicas», está hinchada, su melena se ha reducido a la mitad….y me llamó para pedirme opinión, ayuda, consejo. No sabía muy bien cómo sacar el tema, simplemente para darle ánimos y ponerla en contacto conmigo.
Y reconozco que me ha enternecido su actitud (creo que habla mucho y bien de cómo es ella), y me he enorgullecido de mi papel. Si yo no hubiera contado abiertamente mi enfermedad, mis tratamientos, con humor ácido incluso, no sería válida para transmitir un mensaje de ánimo a aquellos que empiezan este camino de pinchos.
Siempre he estado muy segura de por que empecé en este mundo virtual, y días como hoy me confirman que sí, que debo seguir por aquí, que siempre habrá alguien que como yo hace ya unos años, busque una mano a la que agarrarse con fuerza, una mirada cómplice o, simplemente, asentir leyendo algo que sabes cómo termina.
Por eso hoy te hablo a tí, que acabas de ser diagnosticada y no sabes por que has desobedecido el principal consejo que te ha dado todo el mundo, y has tecleado sobre experiencias de cáncer de mama en la red: ESTOY AQUÍ para escucharte, asentir, disentir, enseñar y aprender. Cuenta conmigo.
Os leo!