Café con churros

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Esa es mi rutina de las tardes de sincro en invierno: café con un churrito de chocolate y el Cuore.
Lunes, miércoles y viernes salimos por patas del cole y cogemos rumbo a la piscina de Brunete. Berta tiene entrenamiento de natación sincronizada de seis a siete, así que Carlota y yo tenemos una horita de paseo. No siempre vengo yo, me turno con Jaime, pero los miércoles casi siempre me toca, y la verdad es que me gusta esa rutina. Un cafetito en el Má Cozitas, un churrito de chocolate, el Cuore en el quiosco y al banco del parque a pasar el rato. Hay veces que la gente que pasa me mira raro, yo sola riéndome de algún comentario de la revista mientras Carlota se toma unos gusanitos.
Y cuando ya el frío se hace insoportable, a la piscina a recorrer el pasillo hasta que sale la nadadora. Todo un ritual!
Ahora aprecio más la entrega de mis padres cuando yo nadaba, conmigo a todos lados, entrenando con frío y calor, dando su tiempo por mí…Lo orgulloso que estará el abuelo de su nieta, de su constancia y su pasión por el agua.

Y cambiando de tema, mañana toca médico, y mis miedos están aflorando en forma de mal humor, no lo puedo controlar. Toca revisión de brazos y cicatrices, a ver si me dan algún remedio para que no duelan tanto, porque siguen los pinchazos y los tirones. Y visita a la psicóloga y a radioterapia para retomar las revisiones. Menos mal que la tarde se presenta de risas y regalos, un buen aliciente!

Ya os dejo, que va tocando recorrer el pasillo, que hace frío. Despedid noviembre como se merece, yo en mi caso, pegándole una patada llena de rabia.

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