Salgo del agua con buenas sensaciones. He estado «piscineando».
No se si os lo había contado ya, pero llevo una temporada con unos dolores de espalda importantes.
A mi trapecio le está costando hacer sus nuevas funciones, le hicieron mucha pupa en el quirófano y ahora me está pasando la factura. Y en lugar de enfadarme con el, he decidido ayudarle, largo tras largo para facilitar su refuerzo.
La verdad es que me he sorprendido por lo tocada que estoy. Nadando a crol no puedo estirar del todo los brazos, a braza soy un auténtico desastre, y a espalda me tira tanto que parece que voy a perder los expansores antes de llegar al bordillo.
Según va calentando la zona, la mejoría en la tirantez es más que evidente, por lo que me he convencido de lo positivo de la nueva actividad.
Por eso, mi nueva rutina tres días en semana va a necesitar respiración anaeróbica. Os iré contando novedades.
A partir del lunes paso a formar parte de la lista de espera del Dr. Garcia-Pumarino para cambiar mis bolas de balonmano por pelotas anti-estress.
Deseando estoy: poder dar carpetazo de una vez a una etapa de destete en pleno siglo XX y sin cheque millonario de Interviú de por medio.
Ya os dejo. Disfrutad del primer finde post-vacacional abrigaditos.
Os leo!