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NO ME COMPARES

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NO ME COMPARES

Hola de nuevo. ¡Que alegría volver a escribiros!

Desescalando hacia esta «nueva normalidad» impuesta por el Coronavirus, quería trasladaros mis conclusiones de sábado por la mañana, después de recibir de mi sister una canción-mensaje que me ha hecho llorar.

Mirad:

Este señor tan majete y sonriente es Pau Donés cuando anunció que tenía cáncer. Jarabe de Palo forma parte de la banda sonora de mi vida, desde la Flaca a Bonito, pasando por Cómo quieres ser mi amiga, todas están en mi lista de Amazon Music , la mía, esa que me hace cantar a gritos en el coche, o llorar, o bailar como si nadie me viera.

Y este señor tan majete, sonriente, y con otro brillo en los ojos sigue siendo Pau Donés cinco años después.

Después de secarme las lágrimas, terminar el café y reflexionar al sol, me he dado cuenta de cuántas veces caigo en infravalorarme. Me explico.

Mi edad real no es igual que la edad real en alguien que no ha pasado por un hospital de día, que no ha gastado horas enganchada/o a un gotero, que no ha tenido que ingresar por una bajada de defensas peligrosa, que no ha vomitado tanto que temía haberse roto las cuerdas vocales por la ronquera posterior, que tenía que coger cada noche el rollo de carne de la tripa para pincharse llorando por la impotencia, que no era capaz de subir cinco (cinco, sí) escalones seguidos sin notar que las piernas eran fuego, que no podía hacer la cama del tirón, y tenía que sentarse en cada esquinita como el ángel de la guarda.

Mis 46 llevan a las espaldas 8 sesiones de quimio para luchar contra un triple negativo en estadio III que venía pidiendo paso, 33 sesiones de radioterapia que invadieron pulmón y corazón porque el pecho ya estaba muy tocado, 10 quirófanos en cuatro años para quitar-reconstruir-volver a retocar-crear pezones-parir-quitar ovarios-quitar vesícula y cualquier otro resto del veneno que consiguió salvarme.

Mis años no son los 46 de otra mujer que, por suerte, no ha tenido tratamientos agresivos, ni problemas mentales por ver que su familia enfermaba casi a la vez y perdía al jefe. Ni un pecho marcado por cicatrices que, cada vez que te miras al espejo, te recuerdan que tu pecho real ya no existe, que tienes la espalda abierta de lado a lado, que vas a tener que mimar tus brazos toda tu vida si no quieres tener que luchar contra un linfedema, que hay un neuroma que, cada vez que quiere, te deja doblada por la espalda todo un fin de semana, que ya no puedes nadar, tu pasión, que hacer deporte es el doble de duro para ti, que tu cuerpo tiene un exceso de kilos que jamás se irán porque no dejaste que se recupera tras el parto, ya que corría mucha prisa quitarse los ovarios, porque eres alto riesgo y vives contra reloj.

Y tras macerar todo ésto en barrica de roble un ratito, he querido que mi autoestima, que últimamente está por las nubes, te hable al oído.

Estefanía (estefanías y estefaníos que habéis pasado por todo ésto):

Nadie con tu edad tiene tu capacidad de resiliencia, el brillo en los ojos que da el saber que cada día es un regalo, la tranquilidad de tener bien hecho el trabajo y que lo tenga que pasar te cogerá llena/o de recuerdos pegados con Loctite, que las arrugas que tienes de más en una piel machacada por los tratamientos te hacen ser mucho más interesante al sonreír, que los kilos de más o de menos no son porque no te cuides, quizá todo lo contrario, y que aprender a quererte así ha sido tu trabajo más difícil y más gratificante.

No dejes que NADIE te haga sentir inferior porque tu físico está machacado, no todo el mundo es capaz de superar lo que tú has superado. Pero, sobre todo, no dejes que tú misma/o seas quien se castigue frente al espejo. Quiérete mucho, te has convertido en tu mejor versión.

Y ahora, os dejo la canción que me ha hecho llorar esta mañana, pero con lágrimas bonitas, pensando en toda la gente a la que se la puedo dedicar, que es mucha, y poniéndola en bucle para aprenderme la letra y cantarla a voz en grito todos los días. Escucha despacito, entendiendo el mensaje tan positivo que Pau nos da. Todo un ejemplo a seguir.

Gracias, sister, por hacer tan dulce mi mañana de sábado.

¡Os leo!

Grito de alegría (por fin)

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Que nada ni nadie me estropee este momento. Dulce, bonito, con buenas noticias.

Que nada ni nadie me diga que el bicho no está controlado, que va todo bien, que las revisiones siguen pasando con nota, que mi salud mental progresa adecuadamente, que mi túnel carpiano tiene fácil arreglo. Que en casa entren medicinas para la alergia o los catarros, nada que dure más de algunos días.

Que nada ni nadie me niegue que lo estoy haciendo muy bien con mis cachorras, que la mayor tiene en sus dedos superar con éxito un año de muchos cambios, y la pequeña consigue anteponer sus bailes a sus líos en esa cabecita demasiado llena de cosas de adultos.

Que nada ni nadie se atreva a cuestionar que mi neurona ha despertado más potente que nunca, que cualquier examen que se ponga bajo mi boli soy capaz de superarlo, que da igual el idioma o las cifras, que puedo porque quiero y porque me lo debo.

Que nada ni nadie venga a sacarme de mi mundo confortable, que huele a limpio, ordenado, pacífico, lleno de familia que me quiere, de amigos que me quieren, de gente que me valora, me aprecia, y me devuelve un poquito de lo que llevo sembrado.

Quizá parezca altanería, pero no es más que orgullo. Han sido unos años extremadamente duros que ya merecían un poquito de compensación. No pido mucho más, estoy feliz en mi mundo estable, de rutinas, de falta de aventuras o imprevistos. Me encuentro bien, me ven bien, mi reflejo es, más que nunca, mío. Y endulzarme los oídos con todo esto que os cuento ha sido el detonante de mi grito de alegría.

Mi salud mental está en tan buen momento que me han dado el alta (en salud mental nunca es definitivo, pero para mí es un avance gigante), y mi doctora me regaló muchos piropos que, por una vez, acepto con muchas ganas, porque tengo que quererme más, tengo que creérmelo más, y me lo merezco. Chimpúm 😉

Y vosotras/os ya estáis haciendo lo mismo. Arriba esa autoestima, cualquier pozo negro tiene al final una salida, y os aseguro que, cuando la encontréis, no vais a parar de sonreír.

¡Os leo!

 

 


Now in english. 

Let nothing or nobody spoil this moment. Sweet, pretty, with good news.

Let nothing and nobody tell me that «the bug» is not controlled, that everything is fine, that the revisions continue to pass with a good note, that my mental health progresses properly, that my carpal tunnel is easily fixed. That at home medicines for allergies or colds, anything that lasts more than a few days.

That nothing and no one denies me that I am doing very well with my puppies, that the older one has in her fingers to successfully overcome a year of many changes, and the little one manages to put her funky dances before her messes in that little head too full of things of adults.

That nothing and nobody dares to question that my neuron has awakened more powerful than ever, that any test that is put under my pen I am able to overcome it, that it does not matter the language or the numbers, that I can because I want and because I owe it to me .

Nothing and nobody comes to take me out of my comfortable world, that smells clean, orderly, peaceful, full of family that loves me, of friends who love me, of people who value me, appreciate me, and give me back a little bit of what that I have planted.

Maybe it looks like arrogance, but it’s just pride. They have been extremely hard years that already deserved a little compensation. I do not ask for much more, I am happy in my stable world, of routines, lack of adventures or unforeseen events. I feel good, they see me well, my reflection is, more than ever, mine. And sweeten my ears with all this that I tell you has been the trigger of my cry of joy.

My mental health is in such a good moment that I have been discharged (in mental health it is never definitive, but for me it is a giant advance), and my doctor gave me many compliments that, for once, I accept with great enthusiasm, because I have to love myself more, I have to believe it more, and I deserve it. Chimpúm 😉

And you are already doing the same. Above that self-esteem, any black hole has an exit at the end, and I assure you, when you find it, you will not stop smiling.

I read you!

SORRY FOR THE MISTAKES. MY ENGLISH IS STILL NOT VERY GOOD, SO I USE A TRASLATOR