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Al calor de la candela

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Esta chimenea va a ser mi vista a partir de ahora cada noche. Por fin ha terminado nuestra búsqueda.
Ya tenemos casita nueva para los próximos años, y cumple todos los requisitos que les pedí a los Reyes Magos hace casi un año.
Estoy agotada, asustada por la mudanza y la decoración, pero feliz, totalmente feliz.
Llaves en mano, la familia casi al completo (faltaba Zeta), ha revisado una por una las habitaciones, los muebles, planificando cambios, visualizando tardes de deberes y sábados de fiestas y pijamas, porque con este frío les es difícil imaginar lo que yo veo, mañanas de domingo al sol con un café y la mente en blanco. Cada uno su ilusión, y todas cumplidas.
Alguien en su sofá de nubes ha tenido que disfrutar mucho viéndonos.

Y mientras en mi mundo de fantasía se materializan los deseos, en el mundo real continúan las revisiones, esta vez en la Mutua.
Por ahora, otro mes hasta la siguiente visita, aunque, si os soy sincera, no entiendo muy bien su función. Ni siquiera han visto mis lolas, solo informes y lo que yo les cuento.

Por hoy os dejo ya, que la tensión acumada la última semana me está pasando factura, y me llaman a gritos la ducha calentita y el sofá.

Os leo!

Piscinas

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De nuevo por aquí, más calmada con las pre-adolescentes, deseando que llegue mi viernes libre, y cansada y con mucho sueño.

Como siempre, hoy os pido ayuda, porque tengo un dilema, y de los grandes.

Ha llegado el verano, el calorcito, los vestidos escotados, y….ta-chán….las piscinas!! Me encantan, las disfruto, adoro la sensación al tirarme, pero este año tengo un problemón. Ya os habréis imaginado cual.

No tengo prótesis para el agua ni me las voy a comprar para un mes y poco que me quede, no encuentro bañadores con el relleno suficiente para dar el pego, los que he visto con hueco para poder introducirlas están bien, pero las que tengo se empaparían y ya me estoy imaginando las piscinas a las que vaya llenas de algodón flotando.

Yo me bañaría sin prótesis, ya estoy acostumbrada, y, depende de en qué piscinas, lo haré, pero, por ejemplo, el día que celebremos el cumple de Berta con sus compañeros, cómo lo hago? No me baño? No me quedo en bañador? Me escondo? Noooo, eso no va conmigo. Pero tampoco veo necesario ser el centro inevitable de las miradas, cada una se clava y hunde más la poquita autoestima veraniega que me queda.

Nunca me han importado los kilos de más, me interesaba más pasar un rato de risas y balonazos en la piscina con los enanos, pero este año no voy a poder. No puedo tirarme de cabeza (no me imagino el dolor al entrar al agua), no me puedo arriesgar a recibir un balonazo o una patada, no me puede dar el sol en la zona, no tengo bañador. Soy una abuela piscinera de 38 años. Cada vez que decida bañarme, llamo a Protección Civil y a desalojar el agua. Ay, no, por supuesto que no lo llevo bien.

Así que tenemos tarea. No quiero ni leer un comentario tipo -que mas dá el exterior-, o -eres una valiente y puedes con ésto-. Quiero comentarios constructivos, ideas, trucos y todo lo que se os ocurra. Tenemos de plazo hasta el 23 de junio, no sea que os quejéis por la premura.

Anticipadamente, gracias. Por todo.

Os leo!!

Echándole de menos

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Después de pasarme un buen rato de la noche desquiciada con el brazo izquierdo, llevo lo que va de mañana trajinando sin parar. Aquello de no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy nunca ha ido conmigo, y claro, ahora toca correr.

Maletita de fin de semana, que son Ferias en Talavera, y hay que montarse en los cacharritos, sobre todo yo, que me mareo sólo con mirarlos desde fuera. Pero las enanas van a disfrutar de lo lindo, y el resto babeando, mirando sus caritas y echando de menos al que más hubiera disfrutado viéndolas. Le encantaba el paseo, la pelea por comprar almendras garrapiñadas a mamá, la continua queja por los precios de las atracciones, la cañita de ida o de vuelta.
Ver ayer los ojos llenos de lágrimas de Berta sin poder hablar, sólo mirándome al preparar la ropa, me recordó una vez más el hueco que ha dejado en cada una de nosotras, y que el dolor es menos dolor cuando puedes compartirlo y compensarlo con un abrazo gigante lleno de llanto, cuando pasas a consolar tú lo que a tí nadie te puede consolar.

Pero el espectáculo debe seguir, hay que intentar sobrellevar su ausencia cumpliendo sus mismas rutinas, hay que montar y mirar al cielo para intentar ver su sonrisa.

Y ahora, fin de la pausa y vuelta al maleteo. Que sea feria en cada uno de vuestros findes. Os leo!